Si Buenos Aires hubiera tenido conciencia de conservación patrimonial, hoy día podríamos disfrutar de más pintorescos rincones como éste, que nos traslada a algún lugarcito de Paris, y nos refleja los inicios históricos del desarrollo urbano porteño que seguía el estilo europeo.
El Pasaje Rodolfo Rivarola esta ubicado en el Barrio de San Nicolás, une las calles Bartolomé Mitre y Tte. Gral. Juan Domingo Perón, en sentido norte-sur. Es paralelo a las calles Talcahuano y Uruguay, que encierran la manzana atravesada por el pasaje de solo 100 metros.
Allí, el Pasaje Rivarola se caracteriza no sólo por su elegancia de prolijas fachadas, sino porque además, es un sitio donde no llega el ruido ensordecedor del tráfico porteño, resultando así, como un oasis de tranquilidad.
El Pasaje ha sido llamado “la calle en espejo” por ser probablemente la única arteria porteña de aspecto absolutamente simétrico en sus construcciones en ambas veredas. Con una edificación compuesta por ocho edificios de viviendas, de planta baja y cinco pisos altos cada uno, que forman una fachada homogénea y unificada desde un extremo al otro. Los cuatro edificios que se ubican en las cuatro esquinas del pasaje poseen una cúpula con mirador que alberga un apartamento. imagen Antonio