En la provincia de Tucumán hay maravillosos edificios históricos y bellezas naturales muy bien conservadas por su explotación hacia el turismo, pero lamentablemente hay otros sitios que constituyen su valioso patrimonio histórico y que están totalmente abandonados a su suerte; tal es el caso de las ruinas de San Antonio de Padua, ubicadas a unos 10 kilómetros al sur de Simoca.
Su historia se remonta al siglo XVII, cuando estas tierras pertenecían a los jesuitas por donación que les otorgó Francisco de Salcedo. Expulsados luego los jesuitas, el terreno pasó a manos de los franciscanos, donde a fines del siglo XIX, la familia Figueroa hizo construir el templo y convento dedicado a San Antonio de Padua.
El conjunto sería utilizado como lugar de descanso de sacerdotes y novicios, hasta que la Orden construyó otra casa en Tafi del Valle. Poco a poco el edificio fue quedando abandonado, hasta que en 1.950, pasó a manos de Manuel Curia. Pero la historia no termina ahí, ya que luego sufrió un gran incendio que destruyó la mayor parte del edificio.
Luego, en 1.976, ya en estado muy precario, Curia decidió donarlo a la Municipalidad de Simoca, pero quedando como hoy se lo ve totalmente abandonado sin ninguna protección ni proyecto de restauración. Así, las Ruinas de San Antonio de Padua nos demuestran que en Argentina todavía nos falta una gran conciencia de preservación patrimonial. imagen Luis Maderuelo
Su historia se remonta al siglo XVII, cuando estas tierras pertenecían a los jesuitas por donación que les otorgó Francisco de Salcedo. Expulsados luego los jesuitas, el terreno pasó a manos de los franciscanos, donde a fines del siglo XIX, la familia Figueroa hizo construir el templo y convento dedicado a San Antonio de Padua.
El conjunto sería utilizado como lugar de descanso de sacerdotes y novicios, hasta que la Orden construyó otra casa en Tafi del Valle. Poco a poco el edificio fue quedando abandonado, hasta que en 1.950, pasó a manos de Manuel Curia. Pero la historia no termina ahí, ya que luego sufrió un gran incendio que destruyó la mayor parte del edificio.
Luego, en 1.976, ya en estado muy precario, Curia decidió donarlo a la Municipalidad de Simoca, pero quedando como hoy se lo ve totalmente abandonado sin ninguna protección ni proyecto de restauración. Así, las Ruinas de San Antonio de Padua nos demuestran que en Argentina todavía nos falta una gran conciencia de preservación patrimonial. imagen Luis Maderuelo