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Las palomas de Plaza de Mayo

La Ciudad de Buenos Aires contiene muchas curiosidades que el común de la gente no se da cuenta, ya sea porque se acostumbró a verlo a diario o porque nunca se detiene a prestar atención. Pero quienes se dan cuenta a primera vista son los turistas que visitan Buenos Aires.

Así, llegamos hasta la histórica Plaza de Mayo, rodeada de un valioso Patrimonio Histórico y arquitectónico, escenarios de varios acontecimientos históricos y políticos. Transitada a diario por gran cantidad de personas que trabajan en las oficinas del centro de la ciudad y turistas que pasean por ella, pero además de ello, es el lugar preferido de un sector de nuestra fauna urbana. Las tradicionales palomas de Plaza de Mayo.


La historia de estas palomas nos remonta a los años 30, cuando un jubilado de nombre Benito Costoya, tenía en la Costanera Sur un criadero de palomas. Llegó a contar con una cantidad de 5.000 de estas aves. Para comunicarse con ellas utilizaba un silbato y según el sonido que emitía, las palomas bajaban a comer o lo seguían según lo que buscada Don Benito. Así fue como un día le sugirieron que montara un show con sus palomas y de esa manera podría ganar un dinero extra.

El lugar elegido para mostrar el espectáculo con sus miles de palomas fue Plaza de Mayo, convocando a todos los vecinos y visitantes a presenciar el show. Fue tanta la repercusión que tuvo, que la Municipalidad de Buenos Aires se intereso en ayudarlo mejorando el palomar donde criaba a sus aves. Pero al ser ya una persona mayor, don Costoya fallece en 1937, con lo cual las palomas quedaron a su suerte, y acostumbradas a Plaza de Mayo la adoptaron como su lugar de permanencia habitual. Hoy día, las palomas de Plaza de Mayo ya son una postal de Buenos Aires. imagen Mathew Sanders

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