foto Rap
Caminito, la cancha de Boca, los puentes Avellaneda de cemento y el trasbordador de hierro, las cantinas, la pizza, la antaño febril Vuelta de Rocha retratada una y mil veces por Quinquela Martín, el Museo de Bellas Artes de la Boca, el teatro de la ribera, son algunos de los atractivos de éste escenario mítico, de rica y pintoresca historia, que podemos recorrer durante un viaje por Buenos Aires.
foto Robert Pollak
A modo de ejemplo el viajero debe saber que La Boca de origen Genovés o xeneize o zeneize fue el principal puerto de Argentina hasta la construcción de puerto Madero. Sus calles, hoy rectas mantuvieron durante décadas un aspecto laberíntico multicolor donde la trata de blancas, el tango y hasta un fumadero de opio prosperó al son de la actividad portuaria.
Más romántica es la historia de Quinquela quien repartía entre sus vecinos los sobrantes de pintura que pedía a los barcos extranjeros que llegaban al puerto. Así cuando se terminaba el color azul seguían con el amarillo, luego el verde, el rojo o el violeta vistiendo el barrio de La Boca y la calle Caminito de diferentes colores.
Inmortalizada a través del famoso tango “Caminito” que alguna vez interpretó Carlos Gardel, la Calle-Museo Caminito, flanqueada por los típicos conventillos de La Boca, es hoy centro dedicado a la exposición permanente de obras de artistas nacionales y extranjeros. Con apenas 100 metros de longitud, este pasaje que en sus comienzos funcionó como parte del ramal ferroviario a Ensenada se fue convirtiendo en uno de los paseos mas visitados de Buenos Aires.
Durante los fines de semana, artistas profesionales bailan y cantan tangos. Con el tiempo se fueron adosando a las paredes bajorrelieves y mosaicos de artistas tradicionales que aportaron sus obras, estatuas, frisos, placas. Así, en el año 1.959, Caminito se convirtió en el primer museo peatonal en el mundo, sin veredas ni portales.