El Volcán Llullaillaco, Tolar Grande, y el Nevado de Cachi forman parte de la iniciativa que pretende consolidar el turismo de montaña en Salta. Además de altos picos, la provincia tiene zonas naturales de gran belleza que atrae a los turistas de todo el mundo. El deporte y la aventura son siempre protagonistas en el norte argentino.
En el marco del Plan Estratégico de Turismo Sustentable, la provincia de Salta, ubicada al norte de Argentina, fortalece el turismo en sus picos más altos. La gran novedad es que, en las cuatro cumbres más altas se construirán centrales meteorológicas que estarán interconectadas y aportarán datos esenciales para la ascensión a cualquiera de las montañas.
De fácil acceso aéreo y terrestre, Salta es una de las pocas provincias que por su extensión más bien alargada limita con otras seis y a la vez con tres países: Chile, Bolivia y Paraguay. A unos 1600 kilómetros de la cosmopolita Buenos Aires, es un destino que, junto a las nuevas y modernas construcciones, preserva edificaciones de paredes blancas, techos rojos y aljibes de la época colonial.
Es común los recorridos turísticos por sus pueblos y sus valles. Ahora se suma el turismo de montaña que se concentrará, en principio, en el Volcán Llullaillaco en Tolar Grande, y en el Nevado de Cachi en Cachi.
En Tolar Grande se prevé la construcción de un centro integral que incluirá un museo, un área de rescate y otra de información; en el Llullaillaco se construirán dos refugios con todo el equipamiento necesario (cuatriciclos, camionetas, teléfonos satelitales), uno para la ruta deportiva y otro para proteger el camino arqueológico. Especialistas trabajarán en un plan de manejo para la reserva de Los Andes y en Cachi se prevé levantar otro refugio para los deportistas.
El primero, a 160 kilómetros de la ciudad capital, y el segundo cercano a la Quebrada de Humahuaca. Ambos constituyen destinos elegidos por los amantes de la naturaleza. Para pasar unos días en plena montaña, entre calles adoquinadas y de tierra, paredes de adobe y techos de cardón cubiertos de barro.
En sintonía con el turismo de naturaleza, Salta posee escenarios de extravagantes belleza. Algunos son:
Parque Nacional Baritú, unas 72 mil hectáreas casi secretas, en el límite con Bolivia. Se trata del único parque tropical, atravesado por numerosos cursos de agua. Un territorio denso, que constituye el reservorio de selva de montaña más septentrional del país, donde se podrán observar varias especies que se encuentran a resguardo por el peligro de extinción, como el yaguareté, el águila poma y el huemul del norte. Para su acceso, es recomendable partir de San Ramón de la Nueva Orán, transitar por la Ruta Nacional 50, cruzar el puente internacional El Condado-La Maroma y al pasar por Los Toldos quedarán ya sólo 26 kilómetros para llegar.
En el Parque Nacional Los Cardones, los cactus abren las puertas de un hábitat único por las formaciones silvestres más preciadas del noroeste. Abarca unas 70 mil hectáreas al sur de Cachi, que se adentran en las raíces mismas del Antiguo Imperio Incaico y el Valle Encantado. También se puede viajar hasta el Parque Nacional El Rey, en el centro provincial, donde desde 1948 se protegen cinco pisos de vegetación diferenciada y los animales más representativos del territorio.
Los Valles Calchaquíes. Ofrece un paisaje repleto de colores, viñedos y bodegas. Pasa por ciudades como Cerrillos, La Merced, El Carril y Alemania, donde se destacan casitas de adobe y paja, así como las costumbres preincaicas. Un sinuoso camino lleva a la Quebrada del Río Las Conchas, donde se pueden apreciar extrañas formaciones rojizas erosionadas por la naturaleza, para llegar finalmente a la meca de la Ruta del Vino salteña, Cafayate.
Otro de los imperdibles es el recorrido por la inmensidad del altiplano con escenarios a más de 5000 metros de altura. En San Antonio de los Cobres y Tolar Grande se hacen homenajes a la Pachamama, y los tejidos aún se realizan con agujas de espinas de cardón y peines de hueso.
En el Dique Cabra Corral, uno de los atractivos cercanos a la capital salteña, pueden practicarse rafting, kayak, avistaje de aves, de fósiles marinos y pinturas rupestres. También puede hacerse rappel, 4x4 extreme, cabalgatas, bungee-jumping, entre otras actividades que se realizan en el dique y sus alrededores.
Si se va en dirección al oeste, Salta ofrece al viajero la aridez del desierto, pasando por fértiles valles en el centro, hasta llegar a la húmeda y verde selva en el este. Productora de un excelente vino Torrontés y de las clásicas empanadas, es una provincia ideal para reencontrarse con la naturaleza y las costumbres más típicas del Norte argentino.
En la ciudad Capital, el turista puede conocer los principales atractivos mediante un sistema de ticket diario. Entre las paradas infaltables están la Iglesia y el Convento de San Francisco; el Cabildo con sus anécdotas sobre la Independencia argentina, y la Catedral Basílica, uno de los templos más bellos del país.
El Museo de Arqueología de Alta Montaña atesora uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años: los “Niños del Llullaillaco”, dos momias de la época incaica encontradas en la cima del volcán Llullaillaco, a 6.700 metros de altura, junto a ciento cuarenta y seis objetos que los acompañaron en su viaje al más allá. El Primer Mercado Artesanal del país abre sus puertas todos los días de 9 a 21. Una vista imperdible de la ciudad y del Valle de Lerma se obtiene desde el teleférico. Por las noches, múltiples peñas folclóricas reúnen la mejor gastronomía y música locales.
En el marco del Plan Estratégico de Turismo Sustentable, la provincia de Salta, ubicada al norte de Argentina, fortalece el turismo en sus picos más altos. La gran novedad es que, en las cuatro cumbres más altas se construirán centrales meteorológicas que estarán interconectadas y aportarán datos esenciales para la ascensión a cualquiera de las montañas.
De fácil acceso aéreo y terrestre, Salta es una de las pocas provincias que por su extensión más bien alargada limita con otras seis y a la vez con tres países: Chile, Bolivia y Paraguay. A unos 1600 kilómetros de la cosmopolita Buenos Aires, es un destino que, junto a las nuevas y modernas construcciones, preserva edificaciones de paredes blancas, techos rojos y aljibes de la época colonial.
Es común los recorridos turísticos por sus pueblos y sus valles. Ahora se suma el turismo de montaña que se concentrará, en principio, en el Volcán Llullaillaco en Tolar Grande, y en el Nevado de Cachi en Cachi.
En Tolar Grande se prevé la construcción de un centro integral que incluirá un museo, un área de rescate y otra de información; en el Llullaillaco se construirán dos refugios con todo el equipamiento necesario (cuatriciclos, camionetas, teléfonos satelitales), uno para la ruta deportiva y otro para proteger el camino arqueológico. Especialistas trabajarán en un plan de manejo para la reserva de Los Andes y en Cachi se prevé levantar otro refugio para los deportistas.
Un paseo por las nubes
El Tren de las Nubes es el atractivo por excelencia de las alturas salteñas. Desde los 4200 metros de altura por donde se desliza, se observan la imponencia de los valles y la puna. Y si de lugares de ensueño se habla basta visitar los pueblitos de Cachi e Iruya.El primero, a 160 kilómetros de la ciudad capital, y el segundo cercano a la Quebrada de Humahuaca. Ambos constituyen destinos elegidos por los amantes de la naturaleza. Para pasar unos días en plena montaña, entre calles adoquinadas y de tierra, paredes de adobe y techos de cardón cubiertos de barro.
Montañas y algo más
En sintonía con el turismo de naturaleza, Salta posee escenarios de extravagantes belleza. Algunos son:
Parque Nacional Baritú, unas 72 mil hectáreas casi secretas, en el límite con Bolivia. Se trata del único parque tropical, atravesado por numerosos cursos de agua. Un territorio denso, que constituye el reservorio de selva de montaña más septentrional del país, donde se podrán observar varias especies que se encuentran a resguardo por el peligro de extinción, como el yaguareté, el águila poma y el huemul del norte. Para su acceso, es recomendable partir de San Ramón de la Nueva Orán, transitar por la Ruta Nacional 50, cruzar el puente internacional El Condado-La Maroma y al pasar por Los Toldos quedarán ya sólo 26 kilómetros para llegar.
En el Parque Nacional Los Cardones, los cactus abren las puertas de un hábitat único por las formaciones silvestres más preciadas del noroeste. Abarca unas 70 mil hectáreas al sur de Cachi, que se adentran en las raíces mismas del Antiguo Imperio Incaico y el Valle Encantado. También se puede viajar hasta el Parque Nacional El Rey, en el centro provincial, donde desde 1948 se protegen cinco pisos de vegetación diferenciada y los animales más representativos del territorio.
Los Valles Calchaquíes. Ofrece un paisaje repleto de colores, viñedos y bodegas. Pasa por ciudades como Cerrillos, La Merced, El Carril y Alemania, donde se destacan casitas de adobe y paja, así como las costumbres preincaicas. Un sinuoso camino lleva a la Quebrada del Río Las Conchas, donde se pueden apreciar extrañas formaciones rojizas erosionadas por la naturaleza, para llegar finalmente a la meca de la Ruta del Vino salteña, Cafayate.
Otro de los imperdibles es el recorrido por la inmensidad del altiplano con escenarios a más de 5000 metros de altura. En San Antonio de los Cobres y Tolar Grande se hacen homenajes a la Pachamama, y los tejidos aún se realizan con agujas de espinas de cardón y peines de hueso.
En el Dique Cabra Corral, uno de los atractivos cercanos a la capital salteña, pueden practicarse rafting, kayak, avistaje de aves, de fósiles marinos y pinturas rupestres. También puede hacerse rappel, 4x4 extreme, cabalgatas, bungee-jumping, entre otras actividades que se realizan en el dique y sus alrededores.
Cultura salteña
La mayoría de las ciudades salteñas ofrece un amplio itinerario cultural repleto de museos, iglesias y antiguas casas, así como las más tentadoras excursiones para todas las edades y gustos. Hay actividades campestres para los que buscan mayor relax y propuestas activas por bodegas y viñedos, trecking de altura, cabalgatas, rafting o parapente.Si se va en dirección al oeste, Salta ofrece al viajero la aridez del desierto, pasando por fértiles valles en el centro, hasta llegar a la húmeda y verde selva en el este. Productora de un excelente vino Torrontés y de las clásicas empanadas, es una provincia ideal para reencontrarse con la naturaleza y las costumbres más típicas del Norte argentino.
En la ciudad Capital, el turista puede conocer los principales atractivos mediante un sistema de ticket diario. Entre las paradas infaltables están la Iglesia y el Convento de San Francisco; el Cabildo con sus anécdotas sobre la Independencia argentina, y la Catedral Basílica, uno de los templos más bellos del país.
El Museo de Arqueología de Alta Montaña atesora uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años: los “Niños del Llullaillaco”, dos momias de la época incaica encontradas en la cima del volcán Llullaillaco, a 6.700 metros de altura, junto a ciento cuarenta y seis objetos que los acompañaron en su viaje al más allá. El Primer Mercado Artesanal del país abre sus puertas todos los días de 9 a 21. Una vista imperdible de la ciudad y del Valle de Lerma se obtiene desde el teleférico. Por las noches, múltiples peñas folclóricas reúnen la mejor gastronomía y música locales.
Cómo llegar
- Es posible llegar desde cualquier punto al Aeropuerto Internacional Martín Miguel de Güemes, a unos 15 minutos de la ciudad.
- Por vía terrestre, desde Buenos Aires el acceso es por Ruta Nacional 34 y Ruta Nacional 9.
- Desde Bolivia, los pasos fronterizos Yacuiba-Salvador Mazza o Bermejo-Aguas Blancas; desde Chile, Sico o Jama; y desde Paraguay, la Ruta Nacional 81. Fuente Turnoticias