Si de clásicos de la gastronomía se trata, el Cordero Patagónico y el sinfín de recetas que se pueden elaborar con él, entre guisados y cazuelas representan para todo turista un plato principal imperdible para degustar. Acompañado siempre con una copa de buen vino tinto nacional, aparece en el menú de todo restaurante argentino.
Con una tierna carne para el paladar, sus crocantes costillas son las preferidas de todos. El animal, que no supera los 13 kilos, habitualmente se asa a la cruz o al palo para conseguir un mejor desgrase con salmuera. Esta forma de cocción es lenta y puede llevar más de tres, pero de seguro vale la pena esperar y probar un pedazo de esta codiciada carne de la Patagonia.
Introducido a la geografía argentina desde el otro lado del continente, supo adaptarse a estas tierras con gran éxito para convertirse en uno de los protagonistas de todo encuentro familiar o con amigos. Un ritual entorno al fogón, que es recomendado presenciar en algunas de las estancias turísticas del Sur.