Entre los días 8 y 10 de febrero, quienes viajen a Neuquén podrán disfrutar de la Fiesta Regional del Ñaco, a través de la cual se rinde homenaje a los pobladores de la zona y sus costumbres.
La festividad que rinde homenaje al hombre de campo y sus costumbres en su 21ª edición regional y 9ª provincial, propone al visitante disfrutar de una agenda de espectáculos gauchescos muy variada, desde música en vivo, bailes populares, destrezas criollas, y la degustación de comidas típicas y regionales.
Esta celebración que se realiza en El Cholar, departamento Ñorquín, al noroeste de la provincia de Neuquén, muy cerca de la frontera con Chile, tiene como finalidad rescatar las tradiciones culturales del poblado, y brindarle al turista la posibilidad de conocer de primera mano parte de las actividades cotidianas de la gente que reside en este lugar.
La tradición que todavía se mantiene con el tiempo entre varios pobladores del norte neuquino consiste en sembrar trigo para luego cosecharlo, separar el grano de la paja mediante la trilla y llevarlo al molino para hacer desde ñaco hasta harina y frangollo, entre otros derivados.
Durante los tres días que dura la fiesta, muchas de estas actividades y productos están expuestos al público, que tiene así la oportunidad de compartir con la gente de campo parte de su cultura.
El ñaco, también conocido como gofio, harina tostada, cocho o pinole es una harina no cernida de cereales tostados que se usa en varias preparaciones alimenticias. Su apariencia es similar a la de la harina blanca pero con un tono más oscuro o amarillento, dependiendo esto de su composición exacta y del grado al que haya sido tostado. Este alimento existe en muchas partes del mundo y en diferentes maneras.
A la Argentina llegó como influencia mapuche primero y luego por los jornaleros chilenos, para quienes era alimento de manutención. En el norte de Neuquén existían grandes cultivos de trigo y numerosos molinos de piedra, movidos por la fuerza del agua, que proveían de harina y ñaco, hasta que una ley nacional prohibió el consumo humano de este tipo de harina en beneficio de los grandes molinos industriales de Bahía Blanca. Es también un rasgo cultural distintivo de los campesinos patagónicos.
La festividad que rinde homenaje al hombre de campo y sus costumbres en su 21ª edición regional y 9ª provincial, propone al visitante disfrutar de una agenda de espectáculos gauchescos muy variada, desde música en vivo, bailes populares, destrezas criollas, y la degustación de comidas típicas y regionales.
Esta celebración que se realiza en El Cholar, departamento Ñorquín, al noroeste de la provincia de Neuquén, muy cerca de la frontera con Chile, tiene como finalidad rescatar las tradiciones culturales del poblado, y brindarle al turista la posibilidad de conocer de primera mano parte de las actividades cotidianas de la gente que reside en este lugar.
La tradición que todavía se mantiene con el tiempo entre varios pobladores del norte neuquino consiste en sembrar trigo para luego cosecharlo, separar el grano de la paja mediante la trilla y llevarlo al molino para hacer desde ñaco hasta harina y frangollo, entre otros derivados.
Durante los tres días que dura la fiesta, muchas de estas actividades y productos están expuestos al público, que tiene así la oportunidad de compartir con la gente de campo parte de su cultura.
¿Qué es el ñaco?
El ñaco, también conocido como gofio, harina tostada, cocho o pinole es una harina no cernida de cereales tostados que se usa en varias preparaciones alimenticias. Su apariencia es similar a la de la harina blanca pero con un tono más oscuro o amarillento, dependiendo esto de su composición exacta y del grado al que haya sido tostado. Este alimento existe en muchas partes del mundo y en diferentes maneras.
A la Argentina llegó como influencia mapuche primero y luego por los jornaleros chilenos, para quienes era alimento de manutención. En el norte de Neuquén existían grandes cultivos de trigo y numerosos molinos de piedra, movidos por la fuerza del agua, que proveían de harina y ñaco, hasta que una ley nacional prohibió el consumo humano de este tipo de harina en beneficio de los grandes molinos industriales de Bahía Blanca. Es también un rasgo cultural distintivo de los campesinos patagónicos.