Con la llegada de Francisco, el primer papa representante de la Compañía de Jesús, se espera un mayor interés turístico por conocer la obra de la orden en la Argentina, como las ruinas misioneras y los establecimientos rurales en Córdoba.
Entre 1599, año de la llegada a Córdoba de la orden religiosa, y 1767, cuando fue expulsada por el rey Carlos III de España, la Compañía de Jesús se estableció en la provincia con grandes construcciones que hoy se conoce como el Camino de las Estancias Jesuíticas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esta joya patrimonial incluye la Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba y un grupo de estancias en el interior de la provincia que abastecían las instituciones religiosas y educativas de la Compañía y que reciben visitas turísticas. A pesar de que pasaron 400 años se conservan prácticamente intactos.
La Manzana Jesuítica situada en plena ciudad de Córdoba, comprende la iglesia de la Compañía, la capilla doméstica y la residencia de los padres; el rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba (antiguo Colegio Máximo de la Compañía de Jesús), claustro, salón de grados, biblioteca mayor y el Colegio Nacional de Monserrat.
Para autoabastecerse, los jesuitas crearon establecimientos agroganaderos que tuvieron una intensa producción. Estaban formadas por un casco, dependencias, talleres, depósitos, viviendas para indios y esclavos, y por supuesto, una capilla, y producían todo lo que necesitaba la Compañía de Jesús. El Camino de las Estancias incluye la de Colonia Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia y La Candelaria. La estancia de San Ignacio, en Calamuchita, es la única que no quedó en pie.
En la Mesopotamia argentina, los jesuitas impulsaron una gran obra evangelizadora entre los guaraníes, que se extendió hasta Paraguay y Brasil. en aquella zona de Argentina, la Orden construyó unas 15 reducciones que llegaron a estar habitadas por más de 250.000 aborígenes. Las ruinas de las Misiones Jesuíticas Guaraníes de San Ignacio Mini, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor en la provincia de Misiones.
Las ruinas de San Ignacio ubicadas a unos 59 km de Posadas, son las más turísticas y las de mayor valor histórico-cultural del circuito. De aquella gran obra permanentemente amenazada por la selva, y que fue reconstruida entre 1940 y 1950 quedan hoy paredes, cimientos y, sobre todo, la fachada del templo, como testimonio de lo que fue la misión de San Ignacio Mini en sus tiempos de esplendor. Fuente La Nación
Entre 1599, año de la llegada a Córdoba de la orden religiosa, y 1767, cuando fue expulsada por el rey Carlos III de España, la Compañía de Jesús se estableció en la provincia con grandes construcciones que hoy se conoce como el Camino de las Estancias Jesuíticas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esta joya patrimonial incluye la Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba y un grupo de estancias en el interior de la provincia que abastecían las instituciones religiosas y educativas de la Compañía y que reciben visitas turísticas. A pesar de que pasaron 400 años se conservan prácticamente intactos.
La Manzana Jesuítica situada en plena ciudad de Córdoba, comprende la iglesia de la Compañía, la capilla doméstica y la residencia de los padres; el rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba (antiguo Colegio Máximo de la Compañía de Jesús), claustro, salón de grados, biblioteca mayor y el Colegio Nacional de Monserrat.
Para autoabastecerse, los jesuitas crearon establecimientos agroganaderos que tuvieron una intensa producción. Estaban formadas por un casco, dependencias, talleres, depósitos, viviendas para indios y esclavos, y por supuesto, una capilla, y producían todo lo que necesitaba la Compañía de Jesús. El Camino de las Estancias incluye la de Colonia Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia y La Candelaria. La estancia de San Ignacio, en Calamuchita, es la única que no quedó en pie.
En la Mesopotamia argentina, los jesuitas impulsaron una gran obra evangelizadora entre los guaraníes, que se extendió hasta Paraguay y Brasil. en aquella zona de Argentina, la Orden construyó unas 15 reducciones que llegaron a estar habitadas por más de 250.000 aborígenes. Las ruinas de las Misiones Jesuíticas Guaraníes de San Ignacio Mini, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor en la provincia de Misiones.
Las ruinas de San Ignacio ubicadas a unos 59 km de Posadas, son las más turísticas y las de mayor valor histórico-cultural del circuito. De aquella gran obra permanentemente amenazada por la selva, y que fue reconstruida entre 1940 y 1950 quedan hoy paredes, cimientos y, sobre todo, la fachada del templo, como testimonio de lo que fue la misión de San Ignacio Mini en sus tiempos de esplendor. Fuente La Nación