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Turismo arquitectónico por Buenos Aires

Al caminar por las calles porteñas y si levantamos la vista hacia arriba, vamos a descubrir otra mirada de Buenos Aires que nos ofrece hermosos paisajes arquitectónicos llenos de historia.


Como todas las grandes ciudades, la city porteña refleja en sus calles y barrios su origen e idiosincrasia, plasmada a través de la arquitectura. Buenos Aires invita tanto a turistas locales como al turismo extranjero, a conocer casonas, iglesias, museos, bancos y teatros construidos con diversos estilos que le dan un marcado aire cosmopolita y que dejan entrever las más profundas raíces de la colonización y posterior inmigración europea.

Con toda esta riqueza arquitectónica, a la vez exótica y variada, la ciudad porteña permite a sus visitantes caminar mirando el cielo para descubrir secretos que suelen no ser percibidos en medio del trajín de la urbe. Incluso, para los más aventureros, las calles proponen desandar camino en bicicleta una soleada tarde de domingo, para evitar el gran tránsito. Los circuitos y atractivos son diversos, y se extienden por los típicos barrios. Desde el aire sureño de La Boca y San Telmo, hasta las versiones más glamorosas de Retiro y Recoleta.

Paseando por Buenos Aires podremos descubrir edificios significativos y famosos como el Teatro Colón o la Catedral Metropolitana, pero también existen otros menos conocidos que le dan originalidad. Muchas de estas obras arquitectónicas llevan al viajero hacia el modernismo como el Yatch Club Argentino en Puerto Madero, el racionalismo del teatro Gran Rex, la versión contemporánea de las torres Catalinas, y las tendencias más recientes que se evidencia en obras como el Museo Xul Solar o el Malba de Palermo.


Como muchas otras ciudades, Buenos Aires comenzó siendo una cuadrícula de escasas manzanas, sobre la orilla del Río de la Plata. El desarrollo fue acompañado por el transporte, se fueron sumando cuadras y cada avenida tomó una temática diferente. Avenida Corrientes, como sede de teatros, cafés y librerías; Avenida de Mayo, la gran vía rica en edificaciones con la impronta del art nouveau, muchas de ellas destinadas a edificios públicos, hoteles, como el tradicional Castelar, desde su nacimiento en Plaza de Mayo hasta culminar en el Congreso de la Nación. Esta construcción es obra de Vittorio Meano, inaugurado en 1906 bajo un academicismo italiano, en el que se destaca la inmensa cúpula de 85 metros.

Por la década de 1930 comenzó la construcción de la 9 de Julio, considerada una de las avenidas más anchas en el espectro de las grandes ciudades, que nace en Retiro y concluye en Constitución. A la altura de avenida Corrientes se yergue el Obelisco porteño y frente a este una curiosidad: un chalet construido sobre un edificio, capricho de un empresario del siglo pasado.

La última gran renovación de la ciudad se hizo en los '90 con la urbanización de Puerto Madero, un  área que había permanecido rezagada y sumó una exclusiva zona de oficinas (Catalinas), viviendas de alta gama y una amplia oferta de bares y restaurantes de exquisito diseño y calidad en los servicios.

La plaza de los pañuelos blancos

Alrededor de la Plaza de Mayo, sede de grandes luchas y movilizaciones, se encuentran algunos de los edificios históricos más importantes. En primer término, la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo de la Nación desde 1862, a la que se puede acceder entre las 10 y las 20; el Palacio de la Legislatura porteña, inaugurada en 1931 por obra del arquitecto Héctor Ayerza en un estilo academicista francés; el Cabildo histórico, cuya fachada fue reconstruida similar a la de 1810; la Catedral Metropolitana, que data de 1852; y, el edificio del Banco de la Nación, donde se encuentra una de las bóvedas más grandes del mundo, de 50 metros de diámetro por 36 de alto.


Siguiendo por la Avenida de Mayo en dirección a la Plaza del Congreso, se encuentra la Casa de la Cultura (ex diario La Prensa) para apreciar gran parte del patrimonio de principios del siglo XIX, con destacadas obras de arte, escudos y banderas (abierta los sábados de 16 a 17 y los domingos de 11 a 16). Otros de los símbolos son los cafés “Los 36 Billares” y “Tortoni”, donde pasaron artistas como Quinquela Martín, Jorge Luis Borges y Roberto Arlt, y hoy se puede disfrutar de espectáculos de tango y juegos de mesa. Entre los edificios más clásicos está el palacio Barolo, el más alto de la ciudad hasta 1935, diseñado por Mario Palanti e inspirado en la Divina Comedia.

El París del sur

En los alrededores de la Plaza San Martín, en el barrio de Retiro, desemboca la exclusiva avenida Santa Fe. Frente a la plaza se alza el edificio Kavanagh y el ex Hotel Plaza (hoy Marriot), donde, desde una de sus ventanas, Louis Armstrong brindó en 1960 un espontáneo solo de trompeta a la multitud que quería saludarlo. También frente a la plaza nace la peatonal Florida, sobre la cual se encuentra, a la altura de avenida Córdoba, las Galerías Pacífico, imponente construcción hoy refaccionada como shopping. Los palacios Paz y Anchorena son otros que merecen una atenta mirada.

En la intersección de Carlos Pellegrini (barrio de Retiro) y avenida Alvear se asienta también un vistoso núcleos de embajadas, dignas de ver, como la de Brasil y Francia. Luego, siguiendo por avenida Libertador hacia la zona de la Facultad de Derecho (de bellísimo e imponente estilo dórico), y ya dentro del barrio de la Recoleta, se alza el exquisito Palacio Errázuriz-Alvear, sede del Museo de Arte Decorativo. En esta misma área se concentran el Museo Nacional de Bellas Artes (con más de 9 mil obras), el Palais de Glace, originalmente inaugurado como pista de patinaje sobre hielo, y el Centro Cultural Recoleta, de cuya remodelación participaron los arquitectos Clorindo Testa, Jacques Bedel y Luis Benedit. Junto al Centro, se eleva la Basílica Nuestra Señora del Pilar que data de 1720.

Arquitectura colonial

En el barrio de San Telmo decenas de casonas y parroquias conservan su tradicional imagen y la mayoría de sus calles aún mantienen los adoquines. Muy cercano al centro administrativo, se registra en los últimos años una fuerte restauración.


La Plaza Dorrego es la segunda más antigua de la ciudad y cada domingo convoca una gran feria de antigüedades. Sobre la calle Balcarce, se erigen tres edificios importantes: la Iglesia de San Pedro Telmo, el Museo Penitenciario y la Escuela Rawson. Más cerca de la Autopista 25 de Mayo, está el Pasaje de la Defensa y el Museo de Arte Moderno Buenos Aires, donde antes funcionaba una industria tabacalera. Entre las curiosidades está la Casa Mínima, denominada así por su extrema angostura.

Sobre la calle Venezuela al 400 está la casa del virrey Liniers, uno de los edificios más antiguos que quedan en pie, al que es posible asistir entre las 12 y las 18 horas. Y en Venezuela al 200, el clásico Colegio Nacional.

Ya en La Boca, predominan las cantinas italianas y museos como el célebre Quinquela y la recientemente ampliada Fundación Proa. Más cerca del río, en Puerto Madero, se destaca el Centro de Museos de Buenos Aires, donde funcionaba antiguamente la Cervecería Munich. La lista continúa y se hace infinita, pero esta es una buena opción para empezar a andar y ver mucho más. Fuente Turnoticias

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