Recientemente declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, el Camino Real del Inca, en lengua quechua Qhapaq Ñan, es el sistema vial andino que atraviesa siete provincias argentinas y seis países de la región, Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.
Durante el siglo XV los incas unificaron y dieron forma a un gran proyecto político, militar, ideológico y administrativo. Este sistema vial incaico que atravesaba montañas, desierto, valles fértiles, salvaban ríos enormes, tenía su conexión con el Cuzco, la capital del Tahuantinsuyo o Imperio incaico.
Así, el Qhapaq Ñan se organizaba a partir del gran camino de la Sierra Central, y a partir de él se abrían caminos locales, transversales o secundarios que se unían unos con otros para dar forma a una inmensa red de comunicación.
El diseño del Qhapaq Ñan supo adaptarse al terreno, salvando grandes accidentes geográficos o siguiendo el mejor camino para ganar terreno. Se estima que en su plenitud que fue durante el siglo XV, esta red llegó a tener aproximadamente 60.000 kilómetros de extensión desde Colombia hasta Chile.
A lo largo de la historia, esta red caminera que atraviesa la cordillera de los Andes fue utilizada para el traslado de pueblos, de ejércitos de más de 40.000 personas así como el tránsito de caravanas de llamas para el transporte de mercancías y materias primas.
Su magnitud vinculaba las tierras bajas cálidas desiertas del Pacífico con las húmedas de la Amazonia, y con las zonas medias y el frío altiplano andino.
En Argentina, donde se conservan 119 kilómetros, atraviesa siete provincias. En esta región los incas construyeron entre 2.500 y 3.000 kilómetros de carreteras que cruzaban el altiplano, valles y desiertos para llegar al territorio chileno, a través de las montañas.
La sección Complejo Ceremonial Llullaillaco, que transcurre entre los 4800 y 6670 metros sobre el nivel del mar, es el ejemplo más sorprendente de cómo los incas dominaban las cimas de los cerros, donde construyeron caminos y edificios a mayor altura que ninguna otra población de la historia.
Así, este sistema vial del Imperio Inca, que revela una gran tecnología de 2.000 años de historia, es una herencia concreta del patrimonio cultural inmaterial, el traslado de personas, el transporte de bienes y recursos; los conocimientos, las ideas y los dioses, por eso fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.