En varias localidades de la provincia de Jujuy, ubicada al noroeste de la Argentina, adoran a la Virgen de Copacabana del Abra. Llegada la Semana Santa, los peregrinos de las Yungas, los Valles, la Puna y la Quebrada de Humahuaca, se disponen a viajar a Punta Corral, lugar del santuario donde se vive la fe y devoción por la “Mamita del Cerro”.
Son cuatro los senderos definidos para arribar al santuario, con diferentes exigencias, por los que miles de promesantes que arriban a Jujuy para esta singular fecha, emprenden el camino. El ascenso por Tumbaya, pueblo al que arriba la Virgen en el anochecer del Domingo de Ramos, es de 22 kilómetros por un sendero que se abre sobre el lecho del río Punta Corral; el sendero por Tunalito, un poco más arriba del empalme de la RN 9 con la RN 52, es más angosto y empinado y se extiende 11 kilómetros por la ladera de uno de los cerros, mientras que el camino desde Tilcara es más ancho, más cómodo pero un poco más extenso, de 25 kilómetros.
Según el camino elegido, los peregrinos suelen caminar de 8 a 12 horas, atravesando ríos y trepando laderas de varios cerros. El caserío de Punta Corral está ubicado por detrás de la cadena de cerros que se observa en la margen izquierda del Rio Grande, entre Tilcara y Tumbaya, a 3.600 m.s.n.m., en un lugar ventoso donde golpean las nubes.
Desde Maimará está la cuesta más difícil, subiendo por la Paleta de Pintor, se pasa por el cerro Amarillo, El Churqui y las Doce Vueltas. La vista desde este lugar hacia la profundidad de la Quebrada de Humahuaca y el Nevado del Chañi es imposible olvidar.
Asi, año a año, una tradición que enorgullece a los jujeños, y a todo aquel fiel, a su “Mamita del Cerro”.