Ciudades llenas de cultura y magia esperan por turistas de todo el mundo. La zona vitivinícola se ha convertido en una de las más visitadas por su propuesta de servicios y productos. Parajes naturales, como las famosas Yungas, son escenarios predilectos para el turismo de aventura o relax.
Las vacaciones de invierno en Argentina, representan una fecha clave para el turismo nacional e internacional que aprovecha días frescos de temporada para unas vacaciones inolvidables. Y en Tucumán están dadas las condiciones para vivir un gran periodo, porque el llamado “Jardín de la República” lo tiene todo: paisajes, historia, cultura, gastronomía, además de más hoteles, mayor conectividad, mejores servicios.
Todo complementado con ese gran valor agregado que es su gente, un ejemplo de superación en base a fuerza para sobreponerse a las adversidades y lograr poner en marcha una provincia que hoy vuelve a ser cabecera económica y política del norte argentino, donde el turismo no es la excepción.
Para esta temporada 2013, la provincia potenció una serie de circuitos que prometen ser los principales atractivos para los visitantes, además de un sin fin de actividades culturales y recreativas que se sumarán para completar la agenda de los que pisen suelo tucumano.
- Estos trabajos manuales invitan a redescubrir una cultura que no se entierra, sino más bien se esculpe en cuero, lana, arcilla, piedra y tantos otros materiales ancestrales.
- Cuando en Tafí del Valle los hornos alcanzan los 800 °C - o más - la arcilla toma un color rojizo y es tiempo de retirar las brasas. Pero eso no es todo, la técnica de las atmósfera saturada fija dos días de reposo antes de sacar la pieza del horno para luego cubrirla con cera y anticipar los motivos que adornarán su figura irrepetible.
- El tejido es otra de las artesanías típicas. En su entramado realizado con lana de oveja y pelo de llama, se utilizan variados tintes como el molle, el nogal, el tuibarbo y el hollín, los cuales provienen de la flora autóctona.
- Los artesanos imprimen sus motivos sobre los tapices, mantas e indumentaria. Los telares (de cintura, pala, peine o pedales) rescatan tradiciones hispanas y americanas. Imposible irse sin adquirir un proverbial poncho tucumano, en borravino y beige.
En la aérea central del imponente valle calchaquí, al noroeste de la provincia, se extiende la zona vitivinícola tucumana. De clima frío en invierno, caluroso en verano y mayormente seco, es favorecida con una alta exposición al sol, ya que 350 días del año son soleados con vientos suaves permanentes de norte a sur, propiciando un desarrollo sanitario optimo de las uvas su suelo es franco arenoso a pedregoso, permeable suelto, limpio y profundo en toda su extensión, alcalino pero no salino.
Es una de las zonas de producción vitivinícola más altas del mundo. La calidad y abundancia del agua de deshielo para el riego también es digna de ser subrayada. La zona vitivinícola es unificada por la Ruta Nacional 40 y la Ruta Provincia 307 recorre los 180 Km. que la separa de la ciudad capital de la provincia, San Miguel de Tucumán.
Los viñedos en el valle se plantan desde el siglo XVI y a partir de fines del siglo XIX se elaboran vinos para el mercado. La tradición vitivinícola tiene más de 130 años en los valles calchaquíes y se inició principalmente con la variedad criolla chica. A partir de 1910, Baltazar Chico amplió la superficie de viñedos gracias a canales de riego y represas llegando así, en el año 1934, a una superficie cultivada de 83 ha registradas en Colalao del Valle.
En la actualidad, las variedades implantadas en Tucumán, son: Torrontes, Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Syrah y Tannat que dan vinos de alta calidad y muy concentrados. Son vinos fuertes, estructurados y con buen aporte de alcohol.
- Los viñedos se trabajan con una modalidad orgánica, con abonos naturales de guano y aporte de residuos orgánicos de otras producciones agrarias.
- Las conducciones son en parrales para las variedades blancas, para evitar la exposición directa al sol, y en espalderos para las tintas.
- Trabajan en la actividad vitivinícola el Instituto de Desarrollo Productivo (IDEP), la Cámara de Bodegueros de Tucumán y el Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT).
- Las bodegas tucumanas durante toda la temporada de invierno reciben a los visitantes que pueden recorrer los viñedos y degustar las producciones.
- Algunas para visitar son: Bodega Posse, Las Mojarras, Arcas de Tolombón, Alto La Ciénaga, Chico Zossi y Bodega Río de Arena.
Las vacaciones de invierno en Argentina, representan una fecha clave para el turismo nacional e internacional que aprovecha días frescos de temporada para unas vacaciones inolvidables. Y en Tucumán están dadas las condiciones para vivir un gran periodo, porque el llamado “Jardín de la República” lo tiene todo: paisajes, historia, cultura, gastronomía, además de más hoteles, mayor conectividad, mejores servicios.
Todo complementado con ese gran valor agregado que es su gente, un ejemplo de superación en base a fuerza para sobreponerse a las adversidades y lograr poner en marcha una provincia que hoy vuelve a ser cabecera económica y política del norte argentino, donde el turismo no es la excepción.
Para esta temporada 2013, la provincia potenció una serie de circuitos que prometen ser los principales atractivos para los visitantes, además de un sin fin de actividades culturales y recreativas que se sumarán para completar la agenda de los que pisen suelo tucumano.
Tras las huellas del artesano
La naturaleza generosa se transforma gracias a las técnicas milenarias que los artesanos heredan y transmiten de generación en generación. Las artesanías de Tucumán hablan de un espíritu hacendoso, de tradiciones que se preservan de generación en generación y de la eternamente homenajeada Pachamama que todo lo da y lo quita.- Estos trabajos manuales invitan a redescubrir una cultura que no se entierra, sino más bien se esculpe en cuero, lana, arcilla, piedra y tantos otros materiales ancestrales.
- Cuando en Tafí del Valle los hornos alcanzan los 800 °C - o más - la arcilla toma un color rojizo y es tiempo de retirar las brasas. Pero eso no es todo, la técnica de las atmósfera saturada fija dos días de reposo antes de sacar la pieza del horno para luego cubrirla con cera y anticipar los motivos que adornarán su figura irrepetible.
- El tejido es otra de las artesanías típicas. En su entramado realizado con lana de oveja y pelo de llama, se utilizan variados tintes como el molle, el nogal, el tuibarbo y el hollín, los cuales provienen de la flora autóctona.
- Los artesanos imprimen sus motivos sobre los tapices, mantas e indumentaria. Los telares (de cintura, pala, peine o pedales) rescatan tradiciones hispanas y americanas. Imposible irse sin adquirir un proverbial poncho tucumano, en borravino y beige.
Turismo del vino en Tucumán
En la aérea central del imponente valle calchaquí, al noroeste de la provincia, se extiende la zona vitivinícola tucumana. De clima frío en invierno, caluroso en verano y mayormente seco, es favorecida con una alta exposición al sol, ya que 350 días del año son soleados con vientos suaves permanentes de norte a sur, propiciando un desarrollo sanitario optimo de las uvas su suelo es franco arenoso a pedregoso, permeable suelto, limpio y profundo en toda su extensión, alcalino pero no salino.
Es una de las zonas de producción vitivinícola más altas del mundo. La calidad y abundancia del agua de deshielo para el riego también es digna de ser subrayada. La zona vitivinícola es unificada por la Ruta Nacional 40 y la Ruta Provincia 307 recorre los 180 Km. que la separa de la ciudad capital de la provincia, San Miguel de Tucumán.
Los viñedos en el valle se plantan desde el siglo XVI y a partir de fines del siglo XIX se elaboran vinos para el mercado. La tradición vitivinícola tiene más de 130 años en los valles calchaquíes y se inició principalmente con la variedad criolla chica. A partir de 1910, Baltazar Chico amplió la superficie de viñedos gracias a canales de riego y represas llegando así, en el año 1934, a una superficie cultivada de 83 ha registradas en Colalao del Valle.
En la actualidad, las variedades implantadas en Tucumán, son: Torrontes, Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Syrah y Tannat que dan vinos de alta calidad y muy concentrados. Son vinos fuertes, estructurados y con buen aporte de alcohol.
- Los viñedos se trabajan con una modalidad orgánica, con abonos naturales de guano y aporte de residuos orgánicos de otras producciones agrarias.
- Las conducciones son en parrales para las variedades blancas, para evitar la exposición directa al sol, y en espalderos para las tintas.
- Trabajan en la actividad vitivinícola el Instituto de Desarrollo Productivo (IDEP), la Cámara de Bodegueros de Tucumán y el Ente Autárquico Tucumán Turismo (EATT).
- Las bodegas tucumanas durante toda la temporada de invierno reciben a los visitantes que pueden recorrer los viñedos y degustar las producciones.
- Algunas para visitar son: Bodega Posse, Las Mojarras, Arcas de Tolombón, Alto La Ciénaga, Chico Zossi y Bodega Río de Arena.