Los obreros utilizaron sólo palas para descubrir esas piezas y, avisaron a la Dirección de Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires cuando se dieron cuenta de que se trataba de restos arqueológicos. Lo primero que salió a la luz fueron cinco cañones y dos grandes tinajas que se utilizaban para guardar aceite de oliva, pero a medida que avanzó la excavación aparecieron una soga, cuerdas, trozos de cuero, más vasijas y ramas de árboles, entre otros objetos.
Los investigadores estiman que el barco tendría poco más de 20 metros de largo, aunque esta medida no se puede precisar hasta que se logre extraer el casco, operación que deberá realizarse con cuidado para recuperar la mayor parte posible del buque. Además, se cree que el barco haya encallado, ya que en la zona donde fue encontrado antes había un brazo del Riachuelo, era como una isla. Los especialistas aún desconocen si se trataba de un galeón de guerra o un navío comercial, pero coincidieron en afirmar que se trata de un barco que ancló en estas costas entre los años 1600 y 1750.